viernes, 28 de mayo de 2010

Un leño no arde solo

El día de ayer (27/05/2010) en Guatemala, el volcán de Pacaya hizo erupción causando graves pérdidas, tanto personales como materiales.

La historia que más me conmovió fue la del reportero Anibal Archila.
Él y dos camarógrafos cubrían la noticia a pocos metros de la lava (aproximadamente a 14 metros del cráter) cuando éste hizo erupción.
En las imágenes tomadas por Raúl Shoná y Byron Secaida de Noti 7, se ve cómo huyen de la catástrofe.
Shoná cuenta la historia y es en verdad conmovedora.
Archila fue encontrado sin vida a las 12:20 horas.

Es en momentos como estos cuando debemos reflexionar acerca de lo valiosa y frágil que es la vida.
Pareciera que nos creemos inmortales y nos arriesgamos, talvés pensando que no nos alcanzará o creyéndonos invencibles, ¡cuando no hay necesidad de poner el preciado regalo de la vida en riesgo!

Es triste ver como, sin protección, confiados y seguros o rutinarios nos lanzamos a un día más...
pero debemos recordar DAR GRACIAS por ello.

Mis condolencias a la familia Archila.


Por otra parte está el despertar en las calles de la ciudad y municipios afectados.
Es tan lindo y se siente un orgullo enorme el llamarse ¡CHAPÍN! al ver a tantas personas juntas ayudándose unas con otros buscando el bienestar de la comunidad.
Barriendo no solo su pedazo de enfrente a su casa, sino también caminar unos pasos y ayudar al vecino con su bulto de arena.
Es tan grande el corazón del guatemalteco que, aunque sea por hacer chisme, va y platica con el de enfrente para saber:
cómo pasó la noche, quiere ayuda con la ceniza, en dónde lo agarró la lluvia, tiene más bolsas, cómo está su familia, no tiene una pala?

Y somos tan comunicativos que rapidito nos enteramos que "sólo había que dejar la arena en bolsa, que la Muni va a pasar a recogerla", "que no heche agua, que se tapa el drenaje".
"Que el velorio va ser en la zona 9", "que el Ministerio de Educación anunció que no hay clases", "que aquí quitaron el agua" y "que allá se fue la luz".

Pues por solidarios o por shutes nos volvemos comprometidos con los demás y sentimos pena ajena y su pesar.
Nos encontramos con emociones y nos dan ganas de salir y ayudar...
y si miramos que hay uno cascarrabias que ni su pedazo a limpiado, pues lo limpiamos (no vaya a ser que la lluvia arrastre la arena y ensucie más).

Yo los invito a ser tan solidarios que salgamos adelante.
Tan unidos que paremos trabajando como hormigas.
Tan curiosos que terminemos interesándonos en ayudar al más lejano de los paisanos.

¡YO LOS INVITO A SER CHAPINES DE CORAZÓN!


domingo, 2 de mayo de 2010

Mi Lluvia Otañal

Crecí en una casa junto a los árboles.
La lluvia era frecuente y pasajera.
Amaba escucharla, siempre tan inconstante, furiosa o acariciadora,
a veces sorpreciva otras esperada.

Ella cantaba para mí...
sus tonadas eran conciertos de orquesta acompañados con truenos, vientos y granizos.
Ella me arrullaba con los suaves sonidos de sus ligeras gotas
y el viento haciendo el coro...

Cuando se ponía furiosa, enfurecíamos las dos
y cuando yo estaba triste, entristecíamos las dos.

Luego... se calmaba...
nunca se quedaba por mucho...
excepto algunas noches...
esperaba que me durmiera y se marchaba,
como quien ya no fuera necesaria
cambiaba

Me regaló tantas flores.
Solía dejar rocío en las margaritas
y algunas gotas un poco más notorias en las rosas blancas del jardín.

Luego... se retiraba...
violenta como llegaba, así se iba
y yo quedaba con la esperanza de que volvería.

Iba y venía a su antojo.
Se precipitaba tan fuerte y tan deprisa como quien ansía estar presente.
Se calmaba y regresaba, tan violenta como antes.

Ella siempre ha estado allí
y en los días de abandono la extraño
y la deseo junto a mí.